Ríos de Londres

El joven Peter Grant era un agente de policía novato más hasta que un día, durante la investigación de un terrible asesinato, recibe cierta información de un testigo ocular muy especial: un fantasma. Tras descubrir que la magia existe, Grant ingresará en un departamento secreto de Scotland Yard que se encarga de las investigaciones sobrenaturales y, junto al enigmático inspector Nightingale, llevará a cabo tareas tan singulares como negociar treguas entre el dios y la diosa del Támesis, desenterrar tumbas en Covent Garden y perseguir a un espíritu maligno y vengativo que está sembrando el caos en la ciudad. 

La portada y el título de esta novela nos ha llamado mucho la atención, por lo que nos la hemos comprado para el Kindle, pero ha resultado ser una decepción.



La premisa de la novela está bien, y el argumento también, aunque cojea un poco. El autor se toma la libertad de hacer pequeñas comparaciones o guiños a otras novelas en las que existe la magia sin ton ni son, de manera que no vienen a cuento.

La manera en la que nos presentan al protagonista y su manera de actuar nos parece cuando menos, no creíble. Ya os habíamos explicado en otras ocasiones que las historias nos tienen que parecer creíbles, aunque sea en un mundo de fantasía, tiene que ser un mundo que nosotros nos podamos imaginar fácilmente, y con este libro no es así.

Aaronovitch usa vocabulario adulto en ocasiones en una redacción bastante infantil. No nos concuerda lo que quiere plasmar en las páginas con la manera en la que la novela está escrita. Así que, sintiéndolo mucho, este libro es otra decepción más que nos llevamos de Oz Editorial.