Caramelos de café
Recién cumplidos los dieciocho años, a Valentina se le abre un futuro lleno de posibilidades: en breve iniciará su vida universitaria lejos de su familia y se trasladará a Madrid a vivir con Melanie, su mejor amiga. Sin embargo, parece que todo se tuerce. Su madre acaba de abandonar la casa familiar para irse a vivir con su nuevo novio, y ahora Vale debe lograr que su padre y su hermano aprendan a cuidarse por sí mismos antes de que ella se marche. Solo la consuela desayunar en su lugar favorito, que atiende el barista más guapo y sensual que ha visto nunca, Jon.
Valentina necesita sentirse una adulta independiente, pero Madrid le reserva una sorpresa: cierto día mientras pasea por la calle entra en una especie de pizzería do it yourself cuyo encargado, casualmente, es Jon, el barista guapo de Altea. Así comienzan una relación en la que compartirán su amor por la cocina y el sueño de dedicarse profesionalmente a ello.
Para lograrlo, se verá mezclada sin quererlo en un revuelto de ingredientes variados: nuevas amistades, reapariciones inesperadas y una sensación de descontrol al tomar decisiones pensando que improvisar una receta siempre sale bien.
Antes de nada, lo primero que queremos hacer desde Mundo Gamusino es darle las gracias a la editorial Planeta por el envío del ejemplar, sobre todo porque no conocíamos esta novela, y la verdad es que nos ha encantado.
Una vez leída la sinopsis ya pensábamos que la historia nos podría gustar, pero nada más empezarla nos hemos encontrado con una historia que en algún momento nos llegará al corazón, pero que nos sacará más de una sonrisa y más de una carcajada.
Valentina se va a Madrid, a la universidad, a estudiar Edificación y Dirección de Empresas, grado universitario que no le gusta en absoluto. Pero, al poco tiempo de llegar a Madrid, encuentra la posibilidad de hacer realidad sus sueños, aunque lo mantiene oculto para no decepcionar a Ramón, su padre.
Cuando todo le está yendo de maravilla, algo se tuerce (si queréis saber lo qué, ya sabéis lo que tenéis que hacer) y siente que, de alguna manera, su mundo se desmorona. Pero acaba aprendiendo, y enseñándole a su padre, una lección de vida muy importante: la mejor manera de ser feliz es perseguir tus sueños y creer en ti mism@, a pesar de que haya momentos en los que parece que todo va a salir mal.
Solo tenemos una pega con respecto al libro: está narrado en tercera persona (cosa que nos gusta), pero de vez en cuando la autora cambia el personaje sobre el que está narrando sin previo aviso y eso hace que en algún momento nos desorientemos, aunque sí es cierto que en muy poco tiempo ya nos damos cuenta sobre qué personaje está hablando.
En definitiva, Caramelos de café es una historia muy fresca, de ágil lectura y muy alegre que nos va a hacer vivir momentos muy buenos y con los que vamos a pasar un rato (sí, porque se lee en muy poco tiempo) muy agradable.
¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que en cuanto he visto la sinopsis y la portada, me ha gustado bastante. Creo que es un libro que me podría llegar a gustar bastante, así que ahora mismo le hago un sitio en mi lista de pendientes.
Muchas gracias por la reseña.
Besosss