El chico que dibujaba constelaciones

Esta es una historia de amor, de sueños y de vida. La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras "para siempre", y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán el polvo. 

Cuando nos hemos enterado de que Alice Kellen había publicado El chico que dibujaba constelaciones, le hemos dado una oportunidad. Y tenemos que reconocer que es una historia preciosa, de esas que te tocan la fibra sensible pero que, cuando lo acabas, se convierte en uno de los mejores libros que has leído este año.



Desde el principio de la novela, por cómo está escrita, sabemos cómo es el final de la misma. Pero en estas páginas lo importante no es el final, sino el recorrido que hacemos para llegar hasta ellas. Habla de la vida de una mujer en una época difícil, donde querer estudiar era un tanto difícil, donde la única función bien vista por la sociedad era casarse y tener hijos pero, aún así, este no es un libro feminista. Es una historia de superación, como una joven que no sabe casi ni leer, aprende a mecanografiar, y es capaz de ir salvando todos los obstáculos que la vida le pone delante.

Es la historia de un matrimonio, de esos que a veces se distancian, pero que sin tener que preguntar por qué, vuelven a sentirse unidos. Es la historia de una vida entera al lado de la persona que amas, esa que ha dibujado constelaciones para ti, esa que te ha dicho que incluso las cosas malas que suceden son parte de nuestra vida, de nuestra experiencia, y nos hacen más fuertes.

Es una historia que merece la pena ser leída, una historia que nos llegará al corazón a cada página que damos y que nos ayudará a comprender muchas cosas del día a día de nuestras vidas y que, aún simplemente las pequeñas cosas, son dignas de que las valoremos.