La chica que leía en el metro

Juliette toma el metro todos los días a la misma hora. Y lo que más disfruta del trayecto es observar a aquellos que leen a su alrededor. La vieja dama, el bibliófilo de rarezas, el estudiante de matemáticas, la joven muchacha que llora en la página 247. Juliette los mira con mucha curiosidad y ternura, como sis sus lecturas, sus pasiones, la diversidad de sus vidas, pudiesen dar color a la suya, monótona y previsible. Sin embargo, un día decide bajar dos estaciones antes de lo habitual, tomar un nuevo camino para ir a trabajar, sin saber que su vida estará a un solo paso de cambiar para siempre. 

No teníamos muy claro de si este libro nos iba a gustar o no, pero hemos decidido darle una oportunidad, por si acaso, pero ha resultado ser un absoluto fiasco.



No se si es la forma de narrar de la autora o la traducción, pero nos da la impresión de que el libro cuenta una historia con pasajes muy inconexos. A veces te da la impresión de que está hablando con una persona, y de repente está hablando con otra.

Luego tenemos el factor de que es una chica que no está demasiado contenta con su vida, y para intentar llenarla, se fija en la gente que lee en el metro, en lugar de intentar cambiar su vida o hacer algo que la motive.

También tenemos el tema de que tiene que empezar a darles libros a la gente sin conocerlos demasiado. Eso es algo que no nos ha gustado nada. Creemos que para recomendar un libro tienes que conocer a la persona, tener unos mínimos conocimientos de sus gustos literarios y, sobre todo, leer mucho. Cosa que ella no parece que haga demasiado. Si se habla en el libro de que compra muchos libros, pero en ningún momento mencionan que los lea, así que... ¿de qué sirve tener muchos libros si no los lees?

Así que, sintiéndolo mucho, es un libro que no recomendamos en absoluto, aunque como para gustos colores, es posible que alguien os pueda dar una opinión completamente diferente de esta novela.