Hojas de dedalera

Londres, 1888.
Desde niña, Annabel Lovelace se ha visto obligada a vivir con su tío, guarda del Cementerio de Highgate, donde descubre su extraña habilidad para comunicarse con los muertos, quizás gracias a la enfermedad cardíaca que la obliga a vivir entre la vida y la muerte.
Años más tarde, una serie de misteriosas casualidades la convertirán en la médium más influyente del Imperio Británico. Sin embargo, su don la llevará a descubrir secretos que deberían haber permanecido ocultos y que pondrán en jaque a la aristocracia londinense. 

Después de haber leído varios libros de Victoria Álvarez, nos hemos puesto el propósito de leer todos los que tiene publicados hasta la fecha, con especial interés a que el único que nos quede por leer sea La voz de Amunet, que se publicará en abril.


Y, aunque éste es el primer libro de la autora, y de alguna manera se nota, tenemos que reconocer que nos ha gustado mucho y que Victoria Álvarez se convierte en una de nuestras escritoras favoritas en el ámbito de la narrativa.

La ambientación que se  describe en esta historia es exquisita, incluyendo una época histórica que, de alguna manera, siempre nos ha llamado la atención, y hemos leído algo sobre ella cuando estábamos en el instituto (aunque no al nivel que ha tenido que hacerlo la autora para documentarse con el fin de escribir esta novela).

A Annabel la conoceremos siendo una niña que vive en el Cementerio de Highgate, la cual para sobrevivir tiene que tomarse una medicación que "sabe a rayos", ya que de otra manera su corazón no podría soportar el paso del tiempo. Pero en algún momento va a suceder algo que provocará que nuestra joven protagonista tenga que escapar.

Y va a ser en ese momento cuando nos encontremos con un "impasse" de tiempo, y nos encontraremos con una Annabel adulta y en unas condiciones bastante diferentes a las que hemos conocido hasta la fecha.

Justo aquí nos vamos a encontrar en la trama principal del libro, con la que Victoria ha jugado con nuestros sentimientos y emociones a su antojo (qué raro en Victoria, ¿verdad?), provocando que en algún momento se nos "salte el corazón del sitio", y provocando que soltemos alguna que otra exclamación.

Por lo que, si os gusta la manera de escribir de Victoria Álvarez, os animamos encarecidamente a que leáis esta historia (y las demás), ya que conseguiréis adentraros en una ambientación de lujo, con unos personajes a los que les vais a coger cierto cariño, y con un final que no os defraudará.