Penelope Quills: La sirena perdida

 

 

Mientras la ciudad de Oxford se prepara para la Navidad, Penelope Quills solo desea una cosa: estudiar la fauna submarina. A sus catorce años, su vida transcurre entre los animales disecados y los fósiles del Museo de Curiosidades que posee su familia, pero el invierno de 1984 acaba trayéndoles algo más que nieve. 

Cerca de la costa de Cornualles, unos pescadores han capturado algo sorprendente: una sirena. Exhibir una criatura así promete un éxito garantizado, aunque los dueños del museo no son los únicos interesados en ella. Pronto Penelope descubre que su nuevo amigo, Glauco, no está en la superficie por casualidad. Y entre tanto, en lo más profundo del océano, el ejército de Nueva Atlántida se dispone a enfrentarse a su peor enemigo. 

Ya podemos volver a decir que hemos leído todos los libros que Victoria Álvarez tiene publicados hasta la fecha, aunque este último no nos haya entusiasmado y tengamos dudas sobre si vamos a continuar con la saga o no. 

Aunque la premisa es muy buena, la verdad es que nos ha resultado una historia un poco floja y con poca acción, la cual se concentra al final del libro teniendo una escena digna de Stephanie Meyer. 

Por otra parte, los personajes nos han parecido bastante superficiales a lo largo de la trama, quitando pequeños momentos puntuales en los que parecía que había algo más. 

Además, estamos muy de acuerdo con la reseña de la usuaria de Goodreads Carlota Spellman, que dice lo siguiente: "Quiero escribir una novela middlegrade (10-12 años) y le voy a poner ilustraciones para que parezca infantil, pero en realidad voy a referenciar de manera indiscriminada a la Grecia clásica, las teorías darwinistas de las especies y la lucha de la mujer por acceder a la educación universitaria. Pero sin dar explicaciones para que los niños/niñas las entiendan". 

No podríamos estar más de acuerdo con ella. Victoria está acostumbrada a escribir para un público joven-adulto, personas con más conocimiento general para entender muchas referencias, pero que los más pequeños necesitan que se expliquen para poder entender el contexto. 

Por supuesto, nos gustaría mencionar las ilustraciones de Judit Mallol, que nos han parecido muy bonitas. Una pena que no hayan sido impresas a color.