El rastro brillante del caracol

 

 

Sam no es un protagonista al uso... Tiene dificultades para mirar a los ojos de sus interlocutores y cultiva ciertas manías obsesivas que suelen atacar los nervios de cuantos le rodean... Lo suyo es la informática y Marina, esa chica que tanto le gusta... Ahora no está dispuesto a rendirse ni frente a los ataques de ciberbullying que sufre ni ante ese extraño Iker que acosa a Martina en Facebook...

De este libro no sabíamos absolutamente nada, y ya lleva varios años publicado. Fue un día random paseando por la biblioteca que nos llamó la atención el título. La portada nos ha resultado curiosa... y la sinopsis nos ha terminado de convencer. Antes de adentrarnos en la reseña, queremos recordaros que en Mundo Gamusino nos gustan mucho las películas relacionadas con la medicina o en los que algunos de los personajes tiene una condición médica. En este libro, nos encontramos con Sam, que tiene síndrome de Asperger, una de las enfermedades dentro de las TEA (trastorno de espectro autista), y para citar una referencia de una película de esta temática, nuestra favorita es "Rainman", protagonizada por Tom Cruise y Dustin Hoffman. 

En este caso nos encontramos con Sam, un joven de dieciséis años que ha tenido que aprender a "leer" a los neurotípicos, como él los llama. El no comprende las convenciones sociales que se hacen porque sí. No entiende una pregunta como "¿qué tal?" y que no se esperemos una respuesta. No es capaz de descifrar la comunicación no verbal de las personas que le rodean, y le cuesta mucho abrirse a los demás. Pero va a hacer un esfuerzo para poder decirle a Martina, la chica que le gusta, que quiere ir a pasear con ella. 

Esta historia es muy tierna. Nos ha gustado mucho que sea el propio Sam quien nos la cuente, porque así podemos conocer de primera mano sus sentimientos y sus emociones. Además de que nos explica con mucho detalle cuáles son sus aficiones y qué es lo que más le cuesta. Sam cuenta con la ayuda incondicional de su hermana Iris, que va a ayudarle con cualquier obstáculo que se le presente. 

Cuando Sam descubre que a él mismo le están haciendo bullying en el instituto por algo que no ha hecho, y que Martina está siendo acosada por un hombre en las redes sociales, va a poner en marcha todos los recursos a su alcance para hacer justicia. Y nos ha gustado mucho el proceso de investigación,  cómo lo ha llevado a cabo, y cómo es capaz de demostrar una valentía que muy pocos creían en él. 

Esta historia solo tiene un "pero" para nosotros. Y es que en un encontronazo con el profesor de filosofía, sabemos lo que Sam hace para dejar las cosas claras, pero nos ha faltado ver la reacción de dicho profesor, y la verdad es que nos hubiera gustado mucho verla. 

Desde Mundo Gamusino queremos recomendar este libro a todo el mundo, se tenga a personas con TEA en la familia o no. Porque es muy importante aprender a respetar a los demás independientemente de su condición, y creo que este libro es una muestra de lucha y aceptación de una persona con una condición que le vino predeterminada, no la ha escogido, y aún así, lucha por salir adelante, incluso en un mundo lleno de neurotípicos.