A flor de piel

 

 

 

El 30 de noviembre de 1803, una corbeta zarpa del puerto de A Coruña entre vítores y aplausos. En su interior viajan veintidós niños huérfanos cuya misión consiste en llevar la recién descubierta vacuna de la viruela a los territorios de Ultramar. Los acompaña Isabel Zendal, encargada de cuidarlos. Los héroes de esta descabellada expedición, dirigida por el médico Francisco Xabier Balmis y su ayudante Josep Salvany, sobrevivirán a temporales y naufragios, se enfrentarán a la oposición del clero, a la corrupción de los oficiales y a la codicia de quienes buscan lucrarse a costa de los desamparados. 

Este libro nos lo ha recomendado una compañera de trabajo, y la verdad es que ha acertado de lleno con la recomendación. Nada más terminar el libro hemos sufrido una resaca literaria, además de tener muchísimos sentimientos a flor de piel. Solo hay que imaginarse la proeza que se ha llevado a cabo en el siglo XIX, sin medios para transportar la vacuna de la viruela, y lo que se está haciendo ahora con el covid, que los medios de comunicación hablaban de la dificultad de transportar la vacuna por culpa de las neveras... Si echáramos la vista atrás, veríamos que tenemos mucho que aprender de nuestros antepasados, pero no interesa, porque nos dejaría en evidencia...

Es bien sabido que en esta época el mundo ha sido acosado por la epidemia de la viruela, un virus, como otro cualquiera, al que no le interesan las clases sociales ni la localización geográfica, y solo el interés de unos pocos por luchar contra ella, ha conseguido que se lleve a cabo la expedición que se cuenta en este libro para poder acabar con ella. 

Nos ha encantado este libro, no solo por la historia que cuenta, que es real, aunque estamos seguros de que el autor se ha tomado alguna que otra licencia, si no por el origen de las vacunas y el por qué de su nombre. Aunque los encargados de transportar la vacuna por el mundo fueron Balmis y Salvany, acompañados por Zendal, la idea de su desarrollo fue de un médico ingles llamado Jenner, que compartió sus descubrimientos con otros colegas, y gracias a eso se pudo erradicar dicha enfermedad. 

Nos parecen muy interesantes este tipo de lecturas porque a parte de enseñarnos una parte muy importante de nuestra historia, nos demuestran también que el querer es poder, y que solo hay que tener interés en conseguir algo y luchar por ello. El legado que nos han dejado los doctores Balmis y Salvany, junto con Isabel Zendal es de gran importancia para la medicina moderna y demuestran que la investigación y la ciencia son más que necesarias para poder seguir luchando contra diversas enfermedades. 

Desde Mundo Gamusino no podemos más que recomendar este libro a todos aquellos que tengan curiosidad por saber cómo fueron capaces en aquella época de luchar contra esta enfermedad, y compararlo con la situación que estamos viviendo actualmente.