Como una chispa
Ser diferente no significa que tu voz no pueda se pueda oír.Addie, una niña autista de 11 años, lucha para que se levante un monumento en memoria de las muejres que fueron condenadas por brujería hace siglos en su pueblo natal. Al igual que ella, esas "brujas" fueron discriminadas por no ser como la mayoría, y Addie buscará que la sociedad vea esas diferencias desde otra perspectiva. Una historia sobre la amistad, el coraje y la confianza en uno mismo.
Este libro lo hemos descubierto gracias a nuestra querida PIlar Ramírez Tello, que según lo leyó, subió sus impresiones a Twitter. Y estaba claro que con la temática de esta historia (autismo) nos íbamos a lanzar directamente a por él.
Nos encontramos con Addie, una niña autista que tiene dos hermanas mayores, una es neurotípica y la otra, también es autista. Y nos va a explicar, entre otras cosas, la conexión que pueden llegar a sentir dos personas autistas. Además, también muestra fielmente cómo pueden sentirse las personas autistas a lo largo de su vida en cuanto a su relación con un mundo que no está acostumbrado (o no quiere acostumbrarse) a tratar con personas como nosotros.
También nos muestra, gracias a uno de los intereses de Addie, la comparación que existe entre la caza de brujas sucedida desde el siglo XV hasta el XVIII. A ellas se las condenaba y mataba por ser diferentes, y a nosotros siempre se nos ha rechazado por el mismo motivo, aunque estamos consiguiendo que eso cambie, aún siendo conscientes de que aún queda mucho camino por recorrer.
Uno de los motivos por los que este libro cala tanto en la gente es que la propia autora es neurodivergente, por lo que, presumiblemente, parte de lo que cuenta en "Como una chispa" tenga relación con su realidad. Y no hay mejor manera de divulgar sobre las neurodivergencias que desde la experiencia en primera persona, aunque también ayuda el trabajo que realizan muchos profesionales.
También queremos reconocer que este libro tiene un montón de frases que me hubiera gustado escuchar o leer en otros momentos de mi vida (y estoy segura de que a otras muchas personas autistas también), porque me hubiese gustado sentirme menos culpable por ser quién soy.
No nos vamos a olvidar de la traductora, Sara Bueno Carrero, que ha tratado esta historia con mucho mimo y ha hecho posible que lo pudiéramos leer en castellano.
Es un libro que recomendamos a todos aquellos que quieran entrar en contacto con el autismo, pero os recomendamos que mantengáis la caja de pañuelos cerca.
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